La historia inspiradora de Bárbara Riveros

La flama de la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, fue encendida hoy en el Estadio Panathenaic en Atenas, Grecia, marcando así el comienzo del Recorrido de la Antorcha, que viajará por toda la Argentina. En la celebración deportiva del mes de septiembre, la triatleta chilena Barbara Riveros, triple atleta olímpica, estará entre los Embajadores que impartirán toda su sabiduría y experiencia a los atletas jóvenes. Bárbara recorrió su propio camino inspirador hasta ser coronada Campeona Mundial Sprint. Junto a ella veremos al israelí Ron Darmon .

En sus tres participaciones olímpicas, Riveros fue número 25 en Beijing 2008, 16 en Londres 2012 y cinco en Río 2016. Tamaña progresión hace que la atleta de 30 años aspire a una cuarta participación consecutiva en Tokio 2020, hazaña inconmensurable para alguien que descubrió el deporte a través de su padre.

“De niña nunca soñé con estar en los Juegos Olímpicos, pero mi padre me alentó, en realidad a toda la familia, a involucrarnos con el deporte. El triatlón se convirtió en mi pasión cuando comencé a sentir interés sin que nadie me motivara.”

Con gran entusiasmo, Bárbara basa su carrera en la búsqueda del éxito, para lo que se fija metas de corto plazo para concretar sus objetivos a largo plazo.

“Antes de mi primer Campeonato Mundial Juvenil en Gamagori 2005, no había podido completar la carrera en Colombia. Mi entrenador me dejó, y entonces no recibí más apoyo del equipo nacional de Chile. Mi padre siempre me apoyó, me ayudó a recuperar la confianza y a competir. Fui novena en Gamagori y después un entrenador me dio su tarjeta y dijo que debería considerar unirme al programa de entrenamiento en Australia.”

El concepto de que Riveros tenía las condiciones de competir a un nivel mayor fue la motivación siguiente. La decisión de mudarse a Australia un año más tarde fue de gran importancia. Además, debió decir a su padre que dejaría sus estudios para dedicarse al triatlón a tiempo completo. “Cada vez que alcanzas un nuevo nivel, quieres seguir avanzando, no solo mantenerte. Sabía que no podría alcanzar mi verdadero potencial si me quedaba en Chile, pero cuando dije que me tenía que mudar, por supuesto que mi padre se sintió abrumado.’

La ayuda llegó de mano del Programa de Desarrollo de la ITU, que asistió a Riveros subsidiando sus gastos de entrenamiento. De todos modos, la realidad de vivir en el extranjero fue otro desafío.

“Fue un gran cambio. Vengo de un ambiente muy conservador en Chile… dejar los estudios, dedicarme al deporte… Pero fue una oportunidad que no podía desaprovechar. Mi padre me advirtió que me sentiría extraña, una desconocida dentro de otra cultura, y tuvo razón. Tuve que aprender inglés, abrir mi mente a otras situaciones, valerme por mí misma. Pero esa adaptabilidad obviamente fue muy útil, sobre todo en un deporte que te lleva a competir por todo el mundo.”

Ahora veterana con tres participaciones olímpicas en su haber, la atleta de Chile admite que debe mucho de su éxito a su primer entrenador australiano Jamie Turner. “Jamie me dijo todo lo que necesitaba para alcanzar ese otro nivel, cuando con mi padre pensábamos que tenía que competir pero no estaba al 100%, Jamie me explicó que necesitaba pensar a largo plazo.”

En cuanto a los Juegos Olímpicos de la Juventud, evento que no existía cuando Riveros era juvenil, la atleta se muestra muy emocionada por tener la oportunidad de dar su experiencia a las nuevas generaciones.

“Por supuesto que quiero dejar algo en estos chicos, tal como me pasó a mí a su edad. Mi mensaje es que no importa lo que haces, si eres doctor, atleta… lo que hagas debe salir de tu corazón, lo debes hacer con pasión. Dar lo mejor de ti. La sociedad tratará de marcarte el camino, pero si sientes pasión por lo que haces, todo se simplifica.”

El recorrido de la Antorcha para los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 comienza oficialmente el 5 de agosto, cuando la llama sagrada llega a la ciudad de La Plata. La llama viajará 14000 kilómetros en dos meses, hasta arribar al Obelisco en Buenos Aires para la ceremonia de apertura.

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