En 2012 una atleta bastante poco conocida en el mundo del triatlón elite ocupó su lugar en la línea de largada de Londres para participar en su primer Juego Olímpico. Esta representante de los EEUU lamentablemente sufrió un inconveniente en la carrera- una goma pinchada- y cruzó la meta en la colocación número 38, puesto impensable si se consideraban sus grandes actuaciones en los dos años de competencia anteriores.
La mujer en cuestión es nada menos que Gwen Jorgensen, Campeona Mundial en 2014 y 2015 y dueña de 12 triunfos al hilo.
Hace dos años que Jorgensen domina el triatlón elite femenino y gana reconocimiento mundial, hasta el punto en que se creó la palabra “Gwenmanía” para describir su reinado.
A pesar de sus impresionantes logros, el resultado que obtuvo en los Juegos Olímpicos de Londres es como una mancha que Jorgensen no consigue olvidar. Este resultado fue el que la impulsó a poner en práctica una serie de cambios y ajustes en su entrenamiento que le han dado éxito y la han ayudado a redimir su actuación en el circuito olímpico.
Nacida en Wisconsin, Jorgensen fue atleta en la Universidad de Wisconsin-Madison. Gwen comenzó a competir con el equipo de natación de Wisconsin y promediando su carrera colegiada, decidió cambiar de deporte y concentrarse en el pedestrismo. En sus últimos años de estudiante se sumó al equipo de pista y campo y ganó honores en este campo. A pesar de su éxito en este nivel, cuando se graduó en 2008 y pensando que sus mejores días de competencia elite ya habían terminado, decidió emplearse en Ernst & Young en Milwaukee.
Sin embargo, a poco de graduarse, el Programa de Reclutamiento de Colegiados del Triatlón de los EEUU se contactó con Jorgensen y la convenció para que compitiera en una actividad que combinaba sus pasiones y talento deportivo en un solo deporte.
“El USAT me reclutó para el triatlón pero en ese momento yo no quería ser profesional porque pensaba que no era lo suficientemente buena. No renuncié a mi trabajo en Ernst & Young LLP, quería mantenerme sin la ayuda de otros. Ahora hago triatlón a tiempo completo y me encanta. Y todo gracias al apoyo de mucha gente.”
Jorgensen participó en su primera competencia oficial ITU en 2010 y enseguida comenzó a avanzar en los rankings gracias a incursiones en el circuito de Copas Mundo. Al año siguiente subió a su primer podio de la SMT, era la tercera carrera de esta categoría en la que participaba, y era el circuito que sería el de los Juegos de Londres. Un año después Jorgensen clasificaba para representar a los EEUU en los Juegos Olímpicos.
“En Londres me desilusioné, pinché una cubierta y terminé Nº 38. Ahí fue cuando con mi esposo Patrick decidimos buscar un escuadrón de entrenamiento internacional. Dimos con Jamie Turner que en mi opinión es el mejor entrenador de triatlón en el mundo.”
Londres fue un punto de inflexión en su carrera. Junto a su esposo se mudó a Australia, donde pasaron gran parte del año entrenando en un grupo internacional conocido como los Magos de Wollongong. Con los Magos entrena junto a otros atletas elite como Aaron Royle (AUS), Ryan Bailie (AUS), Barbara Riveros (CHI) y Charlotte McShane (AUS). Ahí, Jorgensen encontró su nicho y en un lapso breve de tiempo comenzó a cosechar buenos resultados.
“La primera vez que corrí con Jamie fue en Auckland pero no completé la carrera. Recuerdo que le pregunté en qué tenía que cambiar y me contestó que no teníamos que hacer cambios, que necesitaba continuar creyendo en el proceso, en el camino que estábamos transitando. No sabes qué feliz me siento por haberlo escuchado, haberle hecho caso. Jamie es un entrenador excepcional, te instruye, te enseña y permite que crezcas en lugar de dictar lo que tienes que hacer. Los atletas de Jamie no dependemos de él porque crea un entorno en el que puedes brillar. Crea un ambiente que es único. Yo entreno con mis rivales, pero nos ayudamos mutuamente y sabemos que debemos contribuir y trabajar en equipo para recibir.”
En el Triatlón Mundial de Yokohama 2014, Jorgensen se hizo camino entre el masivo pelotón de ciclistas y luego ganó con una ventaja de 35 segundos. Nadie lo sabía entonces pero Yokohama sería la primera de una racha de 12 triunfos.
“Lo que me encanta del deporte es que nunca sabes cuál será el resultado. Para mí, esto es lo que lo hace tan atractivo para los espectadores y el público que va a las carreras. Todos alientan a alguien pero nadie sabe quién va a ganar. En la línea de largada yo sé cuáles son las herramientas que te llevan al éxito, pero también sé que mis oponentes también lo saben y que también las usarán para ganar. Todas las competencias son diferentes, no podemos predecir los resultados.”
Su racha ganadora terminó este año en Gold Coast cuando la británica Helen Jenkins pudo superarla. Un capítulo terminó ahí pero el foco en los Juegos Olímpicos de Río sigue intacto.
“Los Juegos Olímpicos son únicos. Los atletas tenemos una sola oportunidad cada cuatro años. Es un evento sublime, de altísima calidad, que sacan lo mejor de cada atleta. Además, el mundo entero se une y permite una competencia de primera clase. Años de inversión se conjugan en una carrera y el mundo se dispone a mirar y ver cómo se desenvuelve la competencia. Como atleta que representará a los EEUU estoy orgullosa, es un honor lucir el Rojo, Blanco y Azul. Me siento afortunada de poder ser parte de un país tan maravilloso.”
Londres ya es historia. La racha ganadora ya es historia. Pero los Juegos de Río no lo son, son el futuro. Y en el caso de Jorgensen, todo el entrenamiento, todas las transiciones y todo el esfuerzo de los últimos cuatro años se pondrán a prueba en una sola carrera. Sin dudas, Gwen estará corriendo por el oro.