Este año fuimos testigos de la aparición de un nuevo vocablo: “Gwensonismo”. Los fanáticos del tría adoptaron esta palabra cuando Gwen Jorgensen se convirtió en la primera mujer estadounidense en ganar un evento de la Serie Mundial de Triatlón. Luego, Gwen acaparó las miradas al validar su primera victoria con otra medalla de oro; la de Yokohama. De ahí en más, fue el centro de conversación superando a la competencia carrera tras carrera. Jorgensen gentilmente nos cedió parte de su tiempo para hablar sobre su gran temporada y lo que hace cuando no está conquistando nuevos logros.
Esta temporada fue un punto de inflexión, ¿Imaginabas que ganarías tres carreras de la Serie en el mismo año?
Antes del comienzo de la temporada, mi entrenador Jamie Turner y yo queríamos mejorar mis etapas de natación y ciclismo. Este año logré algunas actuaciones que de hecho me sorprendieron, pero también tuve algunas carreras que no resultaron tan bien y que me sorprendieron. El año que viene aspiro a desarrollar consistencia.
¿A qué atribuyes tu éxito?
Invertí mucho en este año. Cambié de entrenador, elegí trabajar con Jamie Turner y un grupo de entrenamiento internacional. Gran parte de mi éxito se debe a tener a Jamie en cada sesión y a entrenar en este entorno. Pasé años resistiéndome a ser parte de un entorno como este porque no me quería ir de casa. Sin embargo, el año pasado, mi novio Patrick Lemieux me dijo que me ayudaría a mantenerme en el extranjero. Con él de mi lado supe que podría despegar, afianzarme en el mundo del tiatlón.
¿Qué es lo que más extrañas de casa?
Hay muchas cosas con las que creciste, a las que te acostumbraste. Cuando viajas al exterior, te habitúas a otra cultura, otras experiencias, pero también extrañas mucho. En Australia, fue difícil ajustarme a un acceso limitado de Internet. Por suerte, tenemos un disco rígido externo y puedo bajar películas, y programas de TV. En casa estoy a unos pasos de un Whole Foods donde puedo comprar todo lo que me gusta como mantequilla de maní, aceite de coco, y mi té favorito. Pero más que nada, extraño a mi gente.
¿Cuándo vuelves a los EEUU, te das gustos que antes no te dabas?
Mis gustos son mis amigos, familia y comida. El año pasado en esta época, hacíamos sesiones dobles de natación con Jamie. Este año, tengo doble días de helados. Voy a Sebastian Joes, Grand Ole Creamery, y mi favorito: Izzy’s, donde hay $5 pintas (de helado, no de cerveza). También disfruto del buen vino y de los restaurantes. Patrick y yo tuvimos unas vacaciones gastronómicas en nuestra ciudad natal de St Paul, fue my divertido. También hemos estado con patrocinadores. Fuimos a NYC y paramos en el Club Atlético de Nueva York, fuimos a HED, a las Bahamas con las familias Hincapie/Holowesko, y visitamos a David Hobbs Honda para adquirir una nueva minivan (no la descartes hasta probarla).
¿Te quedarás en Minnesota durante el invierno o buscarás temperaturas más cálidas?
En diciembre St Paul se pone muy frío. Si nieva, intentaré hacer un poco de esquí fuera de pista. El año pasado tomé unas lecciones, pero no me fue bien. Nado, corro un poco, me pondré muchas prendas Hincapie y zapatos de invierno Specialized para mantener el calor al pedalear. Cando comience el año partiré a Australia. Estaremos en Falls Creek, en altitud, por un mes y luego iremos a Wollongong. En Wollongong, vivmos a cinco minutos de la playa North Wollongong, donde puedes sentarte y disfrutar de un café en Diggies mientras miras el mar. Wollongong es perfecto, el clima es ideal, las aguas son tranquilas, los restaurantes de primera…hay gente fabulosa, amigos para compartir un café.
Tu novio, Pat, es ciclista. ¿Cuánto te ayuda en tu entrenamiento?
Patrick ha sido fundamental para mi éxito. El me acompaña en las sesiones cada vez que se lo pido, y me presiona al pedalear. También limpia y empaca mi bicicleta muy bien, lo mismo para acomodar los frenos. Cuando tengo que decidir por algún tipo de equipamiento, me da su punto de vista, y siempre es valioso.
La temporada no culminó como te hubiera gustado. ¿Qué pasó después de la Gran Final?
Me tomé dos semanas, no hice ninguna actividad. Me puse tan loca que hacía listas para el almacén, que no necesitaba, para poder pedalear hasta el negocio. Pat me paraba, porque sabía que no necesitaba ir. Realmente necesitaba una pausa física y mental para poder mejorar. Después de dos semanas sin actividad física, me tomé otras dos semanas con sesiones de solo 20 minutos de entrenamiento diario. Ahora estoy haciendo un entrenamiento liviano para ir entrando en estado gradualmente. Tuve tiempo de reflexionar, de digerir mi decepción. Obviamente, después de Londres me sentí muy mal. Sin embargo, recibí muchísimo apoyo. Jamie, Beata Komlo, Andy Schmitz, Patrick, Bobby McGee, y Emma Snowsill fueron algunos de los tantos que me ayudaron después de la carrera. No manejé la decepción como lo suelo hacer, no me sentí triste, solo enojada. Fue genial poder deshacerme de los sentimientos negativos y todo gracias a mi equipo de apoyo.
¿Cuál es la diferencia entre entrenar fuera de temporada, y entrenar durante la temporada?
Fuera de temporada es divertido. Hacemos cosas en un clima favorable, trabajamos con amigos. Hay un cambio de ritmo. Suelo preguntar a Pat cómo será el entrenamiento que planeó para decidir si lo hago o me quedo en casa. Si nieva, esquiaré un poco. Pero ahora hace frío, no nieva así que disfruto de mi tiempo en el Balance Fitness Studio en Minneapolis con Joey Christian. Hacemos TRX y algo de pesas para afirmar los músculos y mantener el calor.
Parece que te gusta el buen comer. ¿Cuáles son tus lugares favoritos para comer cuando viajas?
Me gusta la gastronomía y el País Vasco es mi lugar preferido para aprender. Me da la posibilidad de elegir entre algo muy económico, un café en Ramon’s, o una cena refinada en El Portalón o Asador Matxete. Me gustan las comidas diferentes. Hace dos años estaba en Hungría, me encantaba la comida de allí porque era económica y diferente. Recuerdo haber pedido cuatro platos principales en Budapest porque no podía interpretar el menú y miraba los precios y pensaba, “es tan barato, tiene que ser un tentempié, no un plato principal”. Cada vez que viajo a una carrera de la SMT trato de comer lo típico de cada lugar, sus platos autóctonos.
¿Qué cocinas para tus invitados?
Con Pat nos encanta cocinar para nuestros invitados. Una vez por semana nos gusta invitar y hacer platos con arroz o patatas. Los demás ingredientes varían según el lugar donde estamos, pero incluimos vegetales y queso, siempre. En Minnesota, llamamos a nuestro amigo, Eddie Vetter, que trabajó cinco años en una pizzería, para que nos ayude a cocinar buenas pizzas. Le pedimos a todos que traigan aderezos y cubiertas para pizzas y pasamos la noche haciendo pizzas y bebiendo un buen vino.
¿Tienes un ingrediente favorito?
Me gusta usar aceite de coco. Lo mezclo con cereales, lo uso para freír, lo como a cucharadas. Además, ¡lo puedo usar para reparar mi cabello dañado!
¿Cuáles son tus planes para el futuro?
Tengo objetivos claros. Me gusta el proceso de prepararme para dar lo mejor de mí el día de la carrera. Estoy invirtiendo para 2016 y disfruto los pasos que me llevan allí.
¿Cómo enfrentas un trabajo de entrenamiento que te disgusta?
Me conocen pr mi lenguaje no verbal. En realidad me apoyo en mi familia, amigos y seguidores. Corro para mí y m equipo de apoyo; eso me permite enfrentar cualquier cosa.
¿Cuál es el mejor consejo que has recibido con respecto al triatlón?
“No es un sacrificio, es una inversión. Solía pensar que estar fuera de casa por nueve meses era un sacrificio. Ahora lo veo como una inversión. Todas mis decisiones son inversiones a futuro. Esta nueva forma de penar me ayuda a tener más éxito. Estoy muy agradecida por este consejo que me dio Jamie Turner hace más o menos un año.”
Además de cenar afuera, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Tengo un jardín y cuando me voy, mis compañeros de entrenamiento lo cuidan (fotos gracias a Grace Musgrove). Me gusta ir a comprar al almacén, pedalear hasta la carnicería, escuchar música, explorar nuevos vinos, apreciar la serenidad de Falls Creek, e invitar amigos a cenar en casa.